La enfermedad celíaca, conocida comúnmente como celiaquía, es una condición digestiva grave que afecta significativamente la capacidad del intestino delgado para procesar y absorber nutrientes esenciales de los alimentos. Según la Clínica Universidad de Navarra en España, este trastorno inmunológico provoca que el cuerpo ataque erróneamente los tejidos sanos del intestino delgado en respuesta a la ingesta de gluten, una proteína presente en el trigo, la avena, la cebada y el centeno.
Los individuos con celiaquía experimentan una reacción inmunológica severa al consumir gluten, lo que resulta en daños a las microvellosidades intestinales, estructuras clave para la absorción de nutrientes. Esta malabsorción puede llevar a una variedad de síntomas debilitantes, como náuseas, pérdida de peso, vómitos, diarrea, inflamación abdominal, y más.
La enfermedad tiene un componente genético y tiende a ser más frecuente en ciertas familias, aumentando la necesidad de concienciación y diagnóstico precoz para evitar complicaciones a largo plazo como malnutrición y anemia.
Aunque no existe cura para la enfermedad celíaca, adherirse a una dieta estrictamente libre de gluten puede aliviar los síntomas y permitir la regeneración de las microvellosidades intestinales, mejorando significativamente la calidad de vida de los afectados. La educación sobre la enfermedad y el acceso a opciones alimentarias seguras son fundamentales para manejar este desafío de salud pública.